Ya llevamos más de tres años hablando de Cloud computing y, lejos de disminuir su presencia en los medios de comunicación, ésta va en aumento. Sin duda alguna esto es un buen síntoma para este concepto, que parece representar el nuevo paradigma de las tecnologías de la información.
El concepto en sí ya nos es muy próximo; la mayoría de nosotros lo utilizamos a diario. Gmail, Flickr, GoogleDocs o Dropbox son solo algunos ejemplos de una gran multitud de aplicaciones y servicios que residen en la nube computacional. El Cloud Computing no es una invención tecnológica, sino la evolución natural de Internet. Esta red de redes, que está formada por millones de equipos conectados entre ellos, por fin parece que ha aprendido a utilizar esta interconexión y esta potencia de cálculo para ofrecer des de su propio interior los mismos servicios que antiguamente se ofrecían des de las estaciones de trabajo y que en la actualidad se ofrecen de los servidores corporativos. Podemos ver esta misma evolución en otros sectores o tipos de servicios, como por ejemplo en el suministro eléctrico o en los servicios de paquetería.
A nadie se le ocurre ya construir una planta de generación eléctrica al lado de su fábrica como podía ocurrir a los inicios de la revolución industrial; cuando existió una red de distribución eficiente i con una gran cobertura (esta misma red de distribución bien se podría comparar con el actual Internet), las economías de escala que permitían las grandes centrales de producción eléctrica hicieron desaparecer toda la producción propia. Si tomamos por ejemplo los servicios de paquetería, la relación puede ser aún más cercana y comprensible. Difícilmente encontraríamos hoy en día alguna empresa que para enviar un paquete de un lugar a otro dispusiera de una furgoneta y un conductor propio, seguramente sea más eficiente y flexible disponer de una furgoneta en renting y un conductor de alquiler, pero incluso esto nos puede resultar extraño (aunque aun hoy en día podemos encontrarlo); lo más común, sin duda alguna, seria contratar un servicio de paquetería en alguna de las muchas compañías que ofrecen estos servicios. En el mundo de las TI, las tres posibilidades equivaldrían, respectivamente, a tener servidores en nuestras oficinas, contractar un servicio de hosting gestionado, o como se habrá adivinado, contractar un servicio de Cloud Computing.
El Cloud Computing nace del mix de tres tendencias tecnológicas. La primera de ellas es el utility computing, concepto que aparece a principios de los años sesenta y que consiste en el suministro de servicios computacionales como si fuesen suministros tradicionales, como por ejemplo la electricidad o el agua. La otra tendencia es el Software como servicio (SaaS), que consiste en ofrecer servicios de aplicaciones informáticas basados en suscripción i bajo demanda, sin que el usuario se tenga que instalar nada de nada. Finalmente, la otra tendencia es la virtualización, que no es nueva pero que ha llegado a una madurez suficiente como para ser masiva i es la que realmente ha permitido desarrollar el modelo Cloud Computing tecnológicamente.
Ventajas. Las ventajas del Cloud son muchas. Probablemente la más interesante, teniendo en cuenta el contexto económico actual es la de poder convertir las inversiones (CAPEX) en gastos recurrentes (OPEX). No es necesario hacer ninguna inversión, ni estudio de necesidades sobre infraestructura, tan solo haría falta contratar el servicio a nuestro proveedor. Esto supone directamente otra gran ventaja, el rápido desarrollo del servicio; podemos empezar a disfrutar del servicio des de prácticamente el mismo momento en que lo contratamos. El pago por uso es una ventaja a tener muy en cuenta en el contexto actual. En este modelo, sólo tenemos que contratar y pagar por el servicio que necesitamos en cada momento, si queremos capacidad de cálculo, solo pagamos por el disco, RAM y CPU que necesitamos ahora, pero si después necesitáramos más ya lo contrataríamos.
Pero si necesitamos que una aplicación sea utilizada solo por 30 personas, solamente contrataríamos 30 licencias, y si después tenemos más o menos usuarios, ya adaptaríamos la contratación del servicio a nuestras necesidades. En definitiva supone una reducción del coste total de la propiedad (TCO) de la solución inmensa, ya que no es necesario invertir en maquinaria, ni en licencias, ni en infraestructuras de alojamiento, podemos adaptar nuestra demanda perfectamente a la oferta de nuestro proveedor, en tiempo real, y por supuesto, el personal de nuestro departamento de TI se puede dedicar a funciones de mayor valor añadido, a trabajar porqué las herramientas y facilidades que nos ofrecen las tecnologías de la información se adapten de la mejor manera posible a nuestra actividad empresarial, convirtiendo lo que ha estado habitualmente en un centro de coste a un centro de beneficios que trabaja paralelamente con el resto de departamentos.
No obstante, no todo es tan bonito como parece y este modelo aún presenta algunos obstáculos a superar. La falta de conocimiento y muchos golpes de confianza sobre este modelo tecnológico hace que algunas empresas aun no se lo planteen como una posibilidad real. Y sobre todo, el principal reto al que se enfrontan es la seguridad percibida. La protección de la información y el desconocimiento de donde está alojada es probablemente la principal preocupación de las empresas, ya que en este nuevo modelo se pierde gran parte del control sobre esta en favor del proveedor. En este sentido es muy importante disponer de un proveedor de confianza, transparente i que nos facilite cuanta más información mejor, sobre todo en los inicios de nuestra relación.
Lo que sí está claro es que el Cloud Computing presenta una propuesta mucho más eficiente y sostenible que la actual y está provocando un cambio de mentalidad importante. Como siempre, este nuevo paradigma no resuelve absolutamente todos los problemas del modelo actual, pero sus ventajas hacen que cada vez más empresas se decanten por esta opción.