No es nada fuera de lo común entre las PYMEs: se hace una gran apuesta en tecnología que promete reducir costes y aumentar beneficios, se invierte en infraestructura, equipos y servicios TI, pero el retorno de inversión no llega.
Si es éste el caso de tu compañía, puede que alguna de estas cinco preguntas te ayuden a plantearte por qué.
- Económicamente hablando, ¿tu departamento de TI es un catalizador o una carga?
El papel del CIO en la empresa media ha cambiado drásticamente en el último lustro. Ha pasado de pedir presupuesto para PCs al director financiero a elaborar junto al CEO estrategias que afectan a la compañía en toda su dimensión. Lo mismo podemos decir del conjunto del equipo de TI: el informático se ha multiplicado en arquitectos de sistemas, administradores de red, DBAs, CTOs, técnicos de infraestructura… Profesionales que agilizan tiempos, optimizan procesos y abren ventanas al negocio. ¿Puedes decir lo mismo del departamento IT de tu empresa? - ¿Realizaste un gran gasto en construir un data center propio?
Tal vez seguir exprimiendo esos recursos no lleve a otra parte que a la obstinación, por lo que puedes plantearte dos cosas. La primera es volver a dedicar una partida en infraestructura analizando bien el mercado e intentando aprender de los errores cometidos. Renovarás tu equipo, pero renovarás también el gasto en electricidad, reparaciones y el peligro de caer de nuevo en la obsolescencia. La segunda es externalizar esa infraestructura, así como su gestión, en la medida que interese a tu negocio. Muy probablemente reducirás el coste y, con toda seguridad, evitarás la ruleta rusa que es comprar lo último de lo último. Y lo más importante, liberarás a tu equipo TI de procesos de mantenimiento y gestión que no aportan valor para tu organización, para dedicarlos a tareas que sí lo hagan, como crear aplicaciones o mejorar procesos que incrementen el beneficio de tu empresa. - ¿Has migrado tus recursos a la nube?
Que el cloud hosting puede reducir notablemente los costes de TI es indiscutible, así que si no has migrado a la nube deberías plantearte hacerlo. Ahora bien, tanto si te dispones a ello como si ya lo has hecho, es crucial que entiendas que no siempre hay que virtualizarlo todo, y que la combinación de hosting dedicado con servicios cloud puede resultar, en ciertos casos, muy provechosa. De todos modos, siendo ésta una cuestión tan poco generalizable, en este punto hay que ser capaz de reconocer al proveedor de hosting que más se ajuste a tus necesidades. Económicamente, claro, pero también a nivel de seguridad, de complejidad de soluciones, de calidad de servicio y de capacidad para crecer. De ello depende que la solución se ajuste a tu negocio y no al revés; de ello depende, en definitiva, que el cloud hosting sea un trampolín o un lastre más. - ¿Olvidaste los puestos de trabajo en la década pasada?
Por puestos de trabajo de hoy se entienden varias cosas. Para mí, lo esencial es que respondan a las necesidades de movilidad, disponibilidad y rapidez que exige el mundo profesional actual. ¿Cloud computing de nuevo? Evidentemente. Los dispositivos móviles lo han cambiado casi todo y, sin entrar siquiera en el terreno del BYOD, es evidente que su incorporación a lo laboral demanda entornos de trabajo móviles, ágiles, disponibles y, a su vez, que garanticen la integridad y la privacidad de los datos en juego. Queremos la información en todo momento y la necesitamos en todas partes, por eso servicios como el escritorio virtual, el cloud storage corporativo o las comunicaciones unificadas tienen tanto sentido, y también por eso el 60% de las empresas españolas piensa adoptar a corto o medio plazo plataformas de Desktop as a Service (DaaS) según un reciente informe de BPS Consulting. - ¿Has puesto a tu empresa ante el espejo?
Hazlo, a poder ser a diario. Si algo permiten las nuevas tecnologías es saber lo que ocurre cada segundo, y si en algo debe emplearse tiempo y mimo es en medir correctamente esa actividad para extraer conclusiones accionables. Qué analizar y cómo hacerlo no son cuestiones difíciles de resolver si tiene claro cuáles son los objetivos que persigue tu empresa y qué procesos intervienen en esa persecución. No es preciso disponer de un gran volumen de información: haz tests, pide detalles a tus proveedores, contabiliza fallos y aciertos, extrae informes; te sorprenderás de todo lo que puede optimizar y de cuánto se puede ahorrar en ello.
A fin de cuentas, la tecnología, como casi todo, puede hacer las cosas más fáciles –y más baratas– o puede causar el efecto contrario. A menudo dejamos de hacernos preguntas como éstas, descuidamos, por obvio que parezca, que pensar a largo plazo, analizar lo que ocurre y dar con los partners adecuados es elemental para que la cosa marche. Como en casi todo.
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