A medida que evoluciona tecnológicamente el cloud, da la sensación de que el valor añadido de los servicios de conectividad es cada vez menor. Sin embargo, su papel es fundamental a la hora de garantizar una buena experiencia en la nube, no solo en el data center, también en la ubicación desde la que se conectan los usuarios y las empresas.
Cuando una compañía empieza a plantearse la migración al cloud de sus servicios corporativos o de las aplicaciones que utilizan sus empleados a diario, además de formularse preguntas básicas como dónde estará la información crítica, cómo se hará el mantenimiento o qué costes tendrá, debe plantearse: ¿trabajaremos a la misma velocidad que cuando teníamos todos los servicios in house?
Para asegurar que la respuesta a esta cuestión será afirmativa, disponer de una buena conectividad para acceder a los servicios alojados en la nube desde la ubicación en la que trabajamos se convierte en un aspecto fundamental. La migración, así como la calidad de la experiencia final, dependerán en gran medida de este aspecto.
LOS DOS EXTREMOS DE LA RED
Tanto si hablamos de aplicaciones de escritorio, que necesitan de un acceso seguro y de calidad para los usuarios corporativos, como si se trata de aplicaciones web públicas, una buena conectividad es imprescindible para el buen funcionamiento en un entorno cloud. En el primer caso, el acceso a las aplicaciones a través de redes privadas o VPN independientes a la salida pública a Internet, aseguran la velocidad y la seguridad de las conexiones. En el segundo, un acceso a Internet con ancho de banda garantizado en el extremo de la empresa, y un CPD bien interconectado en el extremo del proveedor (ubicado en punto neutro de intercambio de tráfico, con acuerdos de peering…) permiten minimizar las latencias y garantizar un buen nivel de servicio.
Bajo mi punto de vista, después de más de 5 años de experiencia trabajando con empresas que han migrado sus servicios a la nube, en todos los casos hay que valorar las ventajas tanto técnicas como económicas del cloud tras haber definido los parámetros mínimos de conectividad necesarios para dicho proceso de cambio. Ya sea con proveedores especializados sólo en redes, como con un proveedor integral de cloud y conectividad, hay que iniciar dicho proceso una vez mejorados y ampliados los servicios de comunicaciones.
Resumiendo, una mala conectividad puede convertir en nefasta la experiencia en el cloud, y teniendo en cuenta que el tejido empresarial se está moviendo vertiginosamente hacia la nube, convierten la elección de una buena conectividad en una decisión tan importante como la de un buen proveedor de hosting.
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