No hace mucho más de una década, el típico “jefe de TI” era un especialista funcional. Se codeaba con el resto de los directivos, pero, en el fondo, seguía siendo un tipo (o tipa) técnico que hacía lo que se le pedía. Hoy en día, las inquietudes tecnológicas son un factor clave de diferenciación, por lo que el CIO ha obtenido un buen merecido asiento en la sala de juntas.
Aun así, hay algo que le sigue diferenciando del resto de directores. El de Finanzas, por ejemplo, no trabaja duro toda la noche sumando cifras. El de Marketing no dedica tiempo a escribir anuncios. En cambio, el de TI aún pasa muchas horas del día involucrado en mantener las luces encendidas en el cuarto de TI. Y ese es el problema, puesto que el tiempo dedicado a tareas improductivas no se dedica a trazar el futuro curso de la empresa. De hecho, los datos sugieren que el responsable de TI solo tiene un 13% de su tiempo para pensar acerca de temas estratégicos.
¿Qué preocupaciones impiden a los CIOs dedicarse a lo que realmente importa? A estos ladrones de tiempo les llamamos pícaros y hemos identificado a los cuatro que comúnmente acechan las TI de las empresas para mermar las agendas de sus responsables.
1. El archipiélago de TI
Si tu empresa lleva unos cuantos años en marcha, observa detenidamente cómo estáis montados. Una sorprendente cifra de sistemas de información comunes que encontramos en las empresas de hoy en día no se lleva bien con los demás – y cada uno de ellos se construyó con un razonamiento de negocio perfectamente válido. De hecho, el 76% de los responsables de TI lo reconocen en nuestra encuesta.
Esto es relevante, ya que una necesidad de negocio clave en esta era del Big Data es, precisamente, que las fuentes de datos se comuniquen entre ellas. Si la información precisa de una intervención manual, la empresa a menudo sufrirá de no poder contar con los datos que necesita o, peor aún, tendrá que reintroducirlos. Por eso es importante observar vuestro completo ecosistema de la información. ¿Se puede mover a una infraestructura única para que todos los datos estén disponibles para todas las aplicaciones? Quizás sea hora de buscar un experto que os ayude a combatir este crimen.
2. El enemigo interno
Si eres como el 61-63% de las empresas de hoy en día, mantienes tus aplicaciones y datos esenciales in-house: muchos lo consideran la opción más segura. En realidad, es de las más arriesgadas, no solo por los mayores costes operativos que supone, sino también por los grandes altos y bajos en la curva de costes que representa.
Piénsalo. La seguridad y el mantenimiento conllevan costes fijos elevados que nadie amortiza. Con las rentas más elevadas que nunca, aun la sala de servidores no es barata. Este villano necesita que le bajen los humos.
Este es el motivo por el que alrededor de un tercio de las empresas (29-32%) está alojando parte de su infraestructura TI en un cloud público o privado. Así que trata de incrementar este porcentaje. Cuantos más procesos puedas confiar en profesionales externos, más tiempo dispones para ser un CIO realmente estratégico.
3. El pernicioso ladrón de recursos
Está ávidamente malgastando tu energía asegurando que no tenéis otra opción que operar todo el hierro in-house. El 48% de los participantes de nuestra encuesta están de acuerdo con que este pícaro le tiene la oreja comida a la junta directiva.
No se trata del coste en sí, sino del coste de oportunidad. 50.000 euros gastados en mantener los servidores en marcha puede no ser un mal trato, pero ¿y si esos 50.000 se invirtieran en pagar por acceder a ellos, con un SLA robusto con un partner externo de largo recorrido, en vez de tener que comprar y mantener hardware y software? Un uso inteligente de los servicios cloud y SaaS pueden disminuir los costes drásticamente.
4. El taimado
El de las manos largas en el que debes tener puesto un ojo siempre, el que malgasta un vasto porcentaje de tu jornada y no aporta valor. Te obliga a dedicar tiempo al mantenimiento, dar soporte, a tirar de palancas y recoger cable. Es una molestia de bajo nivel que te impide dedicarte a cosas de alto nivel.
El 87% de las empresas tienen identificado a su pícaro taimado, pero muchos se sienten incapaces de acabar con él. Les obliga a concentrarse en lo urgente, antes que a lo que es importante a largo plazo. Cada vez más, los directores de TI buscan partners que puedan sacárselo de encima, con aplicaciones y bases de datos seguras y altamente disponibles alojadas off-site.
Cómo afrontar a los pícaros y recuperar las horas perdidas
Cuatro pícaros despreciables, pero cada uno de ellos parece tener su contraparte en los partners externos. Los servicios TI externalizados actuales hacen más que hacer una copia de seguridad de tus discos duros. Muchos de ellos forman parte de los planes estratégicos de sus clientes, ofreciéndoles acceso a precios competitivos a aplicaciones y datos claves 24/7/365.
Si un proceso puede reducirse a una serie de pasos y dependencias – y la mayoría puede – puede ser externalizado. Analizad qué porcentaje de vuestro tiempo dedicáis a lidiar con estos procesos (según nuestros datos, casi la mitad) y explorad el potencial que un experto externo os puede aportar. Una vez has encontrado un verdadero partner, no lo verás como un externo por mucho tiempo.
Conclusiones
Priorizar lo que es realmente importante por encima de lo urgente es duro, pero la recompensa es enorme: cuadruplicar o más el tiempo que dedicas a pensar, lo que te permite planificarte para hacer frente a las condiciones del mercado meses o incluso años antes, en vez de apagar los fuegos a ciegas a medida que van llegando.
Tener las TI adecuadas y el partner TI adecuado es un paso gigante a la hora de deshacerte de las tareas que no aportar valor, permitiéndote centrarte en las que sí lo aportan.
Recuerda:
- Las demandas de tiempo sí son evitables.
- Cuanto más fragmentados están tus sistemas de información, más tiempo requieren.
- Mantenerlo todo in-house conlleva grandes costes operativos que pueden evitarse.
- Externalizar es una opción para más servicios de los que crees.
- Un SLA sólido puede sustituir mucho del “tirar de palancas” sin riesgos adicionales.